PEDRO ALONSO
ENTREVISTA GONZALO GURIDI
FOTOGRAFÍA SOFÍA SOLVEIRA
ESTILISMO LUCÍA JANEIRO
Pedro Alonso (Vigo, 1971) ha concedido muchas entrevistas a lo largo de su carrera como actor e incluso ha llegado a realizar más de cincuenta en un solo día para hablar sobre su personaje más conocido: Berlín en ‘La Casa de Papel’. Entre todas ellas, no son pocas las ocasiones en las que ha mostrado su interés en hablar sobre la presencia de la pintura en su vida, pero siempre terminaban retomando el rumbo hacia la interpretación.
Sin embargo, más allá de la actuación, Pedro dedica gran parte de su tiempo a la pintura desde hace más de dos décadas. Fue un salvavidasen su peor momento vital y ahora reconoce que se ha convertido en “una forma de estar”. Recalca que no se considera pintor, pero que le encanta hablar de pintura, de su pintura.
En esta ocasión, dostres se convierte en una ventana a través de la cual se puede ver una faceta de Pedro que pocas veces ha mostrado. Desde cómo la pintura forma parte de su vida a cuál es el camino que le llevó hasta ella, pasando por las herramientas que le ayudan a materializar sus ideas.
¿Cómo quiere que me dirija a usted durante la entrevista?
La gente me llama Pedro y como actor firmo como Pedro Alonso.
Pero cuando pinta firma como O’choro.
Por mi padre. Cuando se enteró de que, como actor, firmaba como Pedro Alonso dijo: “¿Acaso eres hijo de viuda?”. Le sentó fatal, no entendía que omitiese su apellido, González, era como que negaba su linaje. No lo hice como una afrenta, por lo menos conscientemente. Que podría ser. (Risas)
Cuando empecé a pintar, empecé a firmar como O’choro. Ahora, cuando escribo también firmo: “Pedro Alonso O’choro”. Y me hace sentir muy bien; es como que he cerrado un círculo. Desde luego he restituido el nombre de mi padre.
¿Por qué O’choro?
Cuando se lo preguntaba le vacilaba, porque le decía: “Significa ladrón, gente que llora”. Pero él decía que venía del nombre de la casa, aunque no estoy seguro.
En Latinoamérica, por ejemplo, un chorero es quien cuenta cuentos. Aunque hay varias acepciones más. Todas me interesaban en términos creativos: contador de historias, ladrón, juguetón... No sé qué pensará allá donde esté, pero me gusta ese recorrido del nombre.
¿Cuánto de importante es la pintura en su vida?
Tiene una presencia muy amplia en lo que hago desde hace veinte años. En esa crisis de la que de vez en cuando hablo, empecé a meditar y a pintar para buscar una reconexión y cambiar mi forma de pensar. Luego se ha convertido en una parte esencial de mi protocolo de trabajo; como actor, de forma muy rotunda, pero cuando escribo también pinto.
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